Furioso

Corro desde parajes de regocijo
y aparto la mirada de las alegres tumbas.
Los fuegos del dia se alzan
a esta ribera altiva, alegre.
Sólo queda la risa transformada
con denominación, alzada, todopoderosa.
Los niños saltan mudos como dioses,
tomando del purpura y el aire.

Subitamente tu encuentras entre la hierva
una estaca de hielo, viva como el fuego.
Armas de madera, campos dorados
se desvanecen, lentamente, sobre las risas.
Firmemente como la mano se retiran
aquellas hadas dulces y brillantes.
El corto final del villano
se sumerge entre las flores y su muerte.