Tiempos

No vendrá la edad, la edad que llega.
Porque la mujer ha empezado, la mujer
aun escenifica un sólo papel.
Las tristes noches, aun fuertes de crear un dios,
morirán, presa de todo, otro dios,
y, es como el infierno, posarán su mirada.
El sentimiento, el amor falible, efímero,
toda mujer que muere sobre la espiritual brisa
se plegará, se plegará y se apagará su ansia.
Y no se verá en pequeños países,
vencidos a los fuertes, presos de todo temor,
aléjate rápido de esta casa.
Ajada, apagada, de los brazos de tu hombre,
tu caerás, sin derramar lagrimas
con la tristeza pasajera e infinita,
temblará tu mundo como hojas
al ver de nuevo al gigante, sus labios...

La luna no tiene ojos: dáselos,
Tú, mujer!, tú, sangre! inundame de oscuridad
el viejo miedo, vencido por el nuevo
sometido a los pies del nuevo gigante y héroe,
oscuros ojos y gran idea, cubiertos de sangre,
Los hombres y las batallas y heridas abiertas que nunca cierran.